viernes, 30 de enero de 2015

Querer.

«No lo hago muy bien; enséñame a querer», me dijo la primera vez que la besé, la primera vez que acepté, casi con temor, que también la quería. Yo tampoco sabía querer, ni sabía por qué me daba tanto miedo intentarlo con ella. Tal vez porque ella no era como las demás; ella no había llegado a mí por nadie más, ella llegó a mí por mí, porque me quería a mí en todo momento, porque yo bien sé que lo deseó por mucho tiempo, pero ella no tenía el valor ni yo la certeza de nada.

Un día, sin más, ella tuvo la determinación de cerrar un ciclo conmigo, para saber qué rumbo tomar; yo decidí, al mismo tiempo, que no tendría miedo de esto y, una vez que ella, en sus ojos, me confirmó que me quería, yo simplemente le robé un beso.