La primera vez que de verdad me gustó un chico, yo tenía 8 años. Lo sé, muy joven para que "de verdad me gustara un chico", pero era verdad. Él se llamaba Eduardo, o al menos ese nombre se le quedó en mis recuerdos; puede que en realidad se llamara Esteban, Manuel, Tomás o Enrique, o tal vez tenía un nombre más raro como Plutarco, Eleuterio o Zadkiel. Como sea, lo llamaremos Eduardo porque ese es el nombre que le corresponde en mis vagos recuerdos.